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Arquitectos: Som habitat, Zaga arquitectura
- Área: 885 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Milena Villalba
Reforma y Ampliación de Les Cases dels Mestres. Justo al lado de la Escuela de La Floresta, en una zona de gran valor natural que linda con la masa boscosa del Parc de Collserola, se encuentra una edificación de vivienda colectiva conocida popularmente como “Les Cases dels Mestres “, destinada en su día a alojar a los docentes que trabajaban en el centro educativo. El edificio se construyó en 1969 y fue planteado como una promoción de viviendas baratas habitual de la época. Estas construcciones, severas y honestas, respondían a unos rasgos comunes: volumetrías sencillas y desprejuiciadas, lenguaje levemente tradicional, crujías estructurales muy cortas y medios de construcción racionales y de coste limitado. Las casas perdieron su razón de ser y el edificio cayó en el abandono. A pesar de ello, permaneció presente en la memoria de la población y, décadas después, la iniciativa vecinal consiguió que fuera recuperado y rehabilitado para su uso como vivienda social cooperativa.
El proyecto de rehabilitación persigue la adecuación del edificio para el uso de vivienda social cooperativa, poniendo en valor su identidad original y permitiendo la necesaria flexibilidad en la configuración de las distintas unidades. La propuesta se basa en la adición de dos nuevas crujías al edificio existente, una por cada fachada larga. Dos nuevas construcciones que dialogan con el edificio original, le acompañan y le complementan. Que permiten resolver sus carencias en aspectos como la accesibilidad de las nuevas viviendas, el tamaño de sus estancias, la flexibilidad en el uso o la eficiencia energética de su envolvente. La primera de estas nuevas alas del edificio, la que recibe al visitante desde el este, ofrece una serie de pasarelas y escaleras que se adaptan a la pendiente del terreno y acompañan al usuario hasta la puerta de cada casa.
Esta nueva fachada se configura como una serie de capas que se añaden al edificio original, dejando traslucir lo que en su día fue y dándole una nueva dimensión. Las nuevas pasarelas de acceso, se convierten además en agradables terrazas de reposo y convivencia comunitaria, asomadas al entorno natural circundante. La crujía oeste, de carácter más privado, permite ampliar la superficie y la altura de las viviendas, hasta llegar a las 11 unidades más un espacio comunitario. Esta fachada tiene una relación diferente con el entorno. Se permite jugar con la pendiente del terreno, quebrándose, dejándose llevar por su influjo, derramando sus ventanas cuesta abajo. Las viviendas resultantes, por tanto, son capaces de conservar el espíritu del edificio original, pero mejorando las condiciones de habitabilidad y flexibilidad, además de propiciar una relación mucha más directa del residente con un entorno privilegiado.
Es importante destacar que desde su planteamiento inicial, este proyecto se ha centrado en reforzar una serie de valores esenciales, como son:
Participación e inclusión. En este proyecto, se ha modificado de forma sustancial el proceso habitual de trabajo. Durante la concepción del proyecto e incluso en la construcción del mismo, se ha colocado al usuario en una posición determinante, participando de forma activa en la toma de gran parte de las decisiones. En la fase de diseño de las viviendas se organizaron talleres participativos en la que todos los residentes pudieron valorar y elegir entre las diferentes opciones de distribución, lo que permitió ofrecer viviendas adecuadas a las diferentes unidades familiares y con un grado suficiente de flexibilidad.
Autoconstrucción. En la fase de obra, los usuarios contribuyeron con su trabajo, realizando tareas de reforma interior de las viviendas a través de talleres de formación. Este labor permitió conseguir un doble objetivo: reducir el coste de la obra y por tanto la renta que debía aportar cada unidad familiar e incrementar el grado de identificación de cada persona con su nueva vivienda.
Sostenibilidad. Una de las premisas básicas de la cooperativa fue realizar una edificio con un grado exigente de sostenibilidad y una baja huella de carbono: ello incluye el empleo de materiales locales de origen no contaminante, optar por una estructura prefabricada de entramado de madera, dotar al edificio de un alto grado de aislamiento y colocar instalaciones colectivas eficientes como son una caldera central de pellets o un sistema para la recuperación y tratamiento de las aguas grises y pluviales.
Rehabilitación y Memoria Colectiva. Como ya se ha señalado, el edificio objeto de reforma se encontraba en desuso y abandonado. El proyecto permitió recuperar una construcción que ha demostrado ser viable y reforzar con ello la memoria colectiva y cohesión de la comunidad.
Bienestar y contacto con la naturaleza. El proyecto ha tratado de sacar el mayor partido de la excepcional situación del edificio, habilitando espacios privados y colectivos que permitan conciliar el encuentro colectivo y la privacidad, las actividades comunitarias y el descanso individual. Todo ello en contacto directo con la naturaleza circundante.